La vía del útero II

Me centro en el útero para desarrollar un trabajo que implica a todo el organismo. No quiero ya separar el concepto de cuerpo y mente, la existencia lo abarca todo. Organismo es una palabra que me sirve para expresar una vivencia esencialmente biológica.

Me sirve en este contexto el útero, como en otro lo hacen los pies, la respiración o el tejido conectivo. Todo está en la parte y la parte en el todo. Más con el útero, la matriz, contamos además con la posibilidad de reunir acepciones que juntas, desde mi experiencia, resultan alquímicas.

Quiero resaltar que no busco una experiencia mística, Uteropías tiene que ver con una experiencia corporal. En todo caso, la experiencia mística responde a una expresión biológica. La verdad no es anunciada con fuegos artificiales.

Finalmente, el basto campo del inconsciente es memoria celular. La vida es suficientemente extraordinaria por sí misma.


El útero, ¿por qué el útero?

Me sirve el útero como campo de trabajo porque su morfología define un universo y su confín.  Su tejido resulta una membrana, y desde el cuerpo de mujer podemos acceder a la experiencia de los dos lados. Nacimos humanas, y de nosotras nacen. Vincular estas dos perspectivas nos da una tercera dimensión en la percepción de la vida.

También porque su fisiología nos lleva a experimentar el ciclo creativo, de lo que empieza se desarrolla y acaba. Esto nos sirve para todos los proyectos que nos proponemos sacar adelante.

En la anatomía nos da el mapa del centro corporal de gravedad. El lugar del centro corporal es el lugar del centro en la postura, también de la postura interna. Todo tiene un mismo centro cuando uno está en el centro.

Desde su forma –el universo y su confín- puedo acceder al sentido psíquico del límite y ejercerlo en la vida cotidiana.

Su tejido es una red tejida con fibras que van en todas direcciones, y juntas le dan su capacidad expansiva, contráctil, sostenedora y expulsiva.

Es paradójico.

Es vacío, y ése vacío le da su potencia creativa.



El útero tiene pulso, como tiene el corazón, y parece que todo lo que una mujer acoge en su regazo, sana. Y en ése estado de las cosas, todo es potencialmente amable. La manera en que el útero responde a los estímulos ofrece la experiencia de certeza.

Trabajar con el útero implica la liberación de la propia sexualidad, la sexualidad amplia, que tiene que ver con la experiencia íntima de sentir pasión por la existencia, por la propia vida. Sentirse viva es profundamente placentero. El placer es alegre, la alegría canta, y si baila se recrea toda la vida.

Me sirve el útero porque me da una palabra, Matriz, con la que puedo vincular significados relativos a las matemáticas, la física, la mística y la realidad misma de las entrañas. Puedo definir más cosas con menos palabras, y gracias a ésa abstracción, el pensamiento puede manejar más información en menos espacio, entonces se abren nuevos campos en los que relacionar más información y entender más acerca de la experiencia humana, que finalmente es lo que me interesa: qué somos, cómo somos, para qué somos…

Me interesa el útero porque es su resonancia la información primaria que recibe la consciencia de un organismo en gestación, y saber esto me parece que es una extraordinaria oportunidad preventiva y revolucionaria. También una gran responsabilidad, pues no se trata sólo de salir adelante, sino que precisamos cuerpos de mujeres auténticamente presentes para no tener niños perdidos.


La vía del útero es la propuesta para desarrollar todos estos conceptos, también desde lo corporal. No es la única vía, es esta, que nos permite tocar además cuestiones que tienen que ver con el género y el rol en la sociedad. El objetivo es la recuperación del pulso del útero, infartado y contraído históricamente en nuestros cuerpos.

Lo planteo como un trabajo proactivo de investigación, que implica cierto grado de compromiso de las prácticas en la vida cotidiana. También como una petición de colaboración, pues la propuesta viene de lo que observo en mi experiencia, y necesito conocer la experiencia de otros cuerpos –los vuestros- para ir desarrollando un método de trabajo.

Si te gustaría participar, ponte en contacto conmigo.

Esto es una semilla.



Svjetlana Tepavcevic


Alicia Domínguez Diéguez
Psicóloga y doula por la salud primal